del revés

Tengo un paraguas en el corazón
que me protege de tus palabras.
Es rojo, brillante,
lo compré en un oulet
y, cuando lo abro, me duele
tener que abrirlo por ti,
por palabras viejas que caen de los rincones.
Y no entiendo (porque no quiero entender)
por qué me dejas
por qué no estamos juntos.
El paraguas no puede contener
tus (tantos) reproches
y se vuelve del revés,
ya no me protege,
se ha convertido en recipiente
y (aún más) me duele.

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