me rasco, pero... no salen
llueve y la lluvia, a su paso,
ablanda y luego arrastra
ciertos pensamientos
que se empeñan por querer formar
parte de mi y... ¡disculpen muchachos!,
no son más que costras de sociedad.
ablanda y luego arrastra
ciertos pensamientos
que se empeñan por querer formar
parte de mi y... ¡disculpen muchachos!,
no son más que costras de sociedad.
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