san pedro y sus amigotes

No solo nuestros amos,
aquellos a quienes dimos
damos, daremos... ¡que se yo!
el poder
de la vida
de la muerte,
(mas no de la redención)
serán los porteros del cielo.
No solo aquellos bufones del diablo
ni tampoco el brocado del negro corcel,
la ladilla en los íntimos de Dios
o la boca en la oreja del rey
serán los únicos porteros del cielo,
¡no señor!
Serán todos esos y más,
muchos más,
tantos y tantos más
serán los porteros de ese cielo
(prometido)
que yo, discúlpenme,
estoy pagando a plazos un nicho en el infierno.

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